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La «Gran Muralla» de Spotify: Artistas Independientes quedan fuera

El gigante del streaming musical, Spotify, enfrenta críticas por su reciente propuesta de cambiar el modelo de regalías, introduciendo un sistema de dos niveles que podría excluir a un vasto número de artistas de recibir ingresos. La controversia surge tras una carta abierta escrita por la experta en derecho de la competencia, Amelia Fletcher, a Daniel Ek, CEO de Spotify.

Fletcher, Profesora de Política de Competencia en la Universidad de East Anglia y propietaria de un sello discográfico, advierte sobre las implicaciones de un plan que establece un umbral de 1000 reproducciones anuales para que las canciones generen regalías. Esta medida relegaría a muchos artistas y sellos independientes a una posición aún más desventajosa, alineando los ingresos hacia las pistas más populares y, por ende, a las superestrellas y corporaciones predominantes.

La propuesta, según la experta, refleja un desequilibrio preocupante en el poder de negociación entre Spotify y los creadores de música más pequeños, quienes dependen del alcance de la plataforma para su viabilidad. La analogía con Amazon y los pequeños comerciantes resalta cómo las políticas de los gigantes digitales pueden influir desproporcionadamente en los ingresos de los actores más pequeños del mercado.

Universal Music, uno de los defensores del plan de Spotify, argumenta que recompensará a los «verdaderos artistas» que tienen un compromiso significativo con la plataforma. Sin embargo, Fletcher subraya que esta perspectiva ignora la importancia de la «larga cola» de artistas emergentes y géneros en desarrollo, así como su contribución cultural y potencial para el futuro de la música.

La carta insta a una reconsideración de las prácticas de Spotify en el marco del derecho de competencia, sugiriendo que el plan propuesto no solo es intrínsecamente injusto, sino que también puede constituir un abuso de posición dominante bajo la ley de competencia del Reino Unido y de la UE.

Con el creciente escrutinio sobre las reglas de pagos dentro de la aplicación por parte de gigantes tecnológicos como Apple y Google, Fletcher pide a los legisladores que se enfrenten a lo que ella ve como una conducta anticompetitiva y un riesgo para la diversidad creativa y cultural.

La situación plantea una serie de preguntas éticas y prácticas sobre cómo deberían estructurarse los modelos de negocio de streaming para ser justos con todos los creadores de música, desde los nombres establecidos hasta los artistas emergentes que están luchando por ganar visibilidad y vivir de su arte.

Mientras Spotify defiende su posición citando la necesidad de evolucionar y satisfacer las demandas de las grandes discográficas, muchos se preguntan si el precio de tal evolución es demasiado alto para la vitalidad y equidad de la industria musical.

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